sábado, 26 de noviembre de 2011

El Unicornio y otros poemas, de Carlos Pintado

Carlos Pintado publica una antología personal de poesía bajo el sello de la editorial argentina Ruinas Circulares. De El Unicornio y otros poemas, título del cuaderno, comenta Enrique Solinas. La reseña, a mi juicio, enmarca la obra de Carlos de manera precisa. Cierto es que el poeta desempolva el clasicismo y nos lo devuelve con su propia voz. Todo dentro de una cosmogonía que se expresa al amparo de las reglas que imponen la modernidad, a veces severas. Versos que la actualizan, por así decirlo, como asegura con justeza el poeta y crítico argentino.



Le sigue el texto que escribiese Solinas

Sobre el libro...

"La poesía de Carlos Pintado expresa en forma clásica una visión renovada del mundo y de la vida. Mundo interior que –una vez develado– dispersa su fuego para mostrar la soledad del artista, la incomunicación, la belleza de la muerte. La vida es movimiento y ésta se comprende desde un sentir neorromántico donde la noche (su pasión, su dolor) es el espacio elegido para que lo imposible suceda en un instante. Noche de la que es imposible huir, noche de la que no se puede prescindir. Entre Byron y Borges, entre la emoción y el pensamiento, he aquí el verdadero unicornio: animal fantástico, único en su tipo, capaz de sobrevivir a todas las realidades, espejo del yo poético, símbolo de la poesía".

Le quedan seis...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

happy thanksgiving


A los "gallegos" que vivieron una buena parte de su vida en Cuba -hecho que hoy día un gran número de nietos agradece-; los que incluso jamás regresaron a su terruño, se les identifica como "aplatanados". Por supuesto, para los no cubanos, entiéndase por gallego a todo peninsular. A los criollos no les importa si el español de marras es madrileño o de Badajoz para colgarle el gentilicio que va agregado con frutas. Y es que, sin ubicar con precisión el espacio del que procede, cualquier extranjero que decida establecerse de manera permanete en la isla también clasifica para el término de "aplatandado". Hallo lo mismo, el nombre se da por los muchos plátanos que hubo alguna vez, lo que representaba en su momento una imagen bien autóctona.

Nada, que tomo el dato con cierta jocosidad para referirme a los nacionales que igual han vivido en Miami por mas medio siglo debido al "accidente costoso", se han "americanizado", y hoy celebran una data muy ajena a nuestras costumbres.

Por último, es bueno añadir que los residentes hispanos en general le han enquistado un sello muy peculiar a la fiesta. El pavo en USA, al menos al sur de la Florida, se ha sustituido por la carne de puerco, lo que varios restaurantes al por mayor en Miami promueven como un evento latinizado.

En fin, ya sea un happy thanksgiving o día de Acción de Gracia (un feliz día del guanajo para algunos), todo aquél que haga clic aquí en este post, llévese mis felicitaciones…

martes, 22 de noviembre de 2011

La carta y sus contradicciones

por Modesto Arocha

Estimado Alejandro, usted dijo públicamente en días pasados, en la presentación de un libro en la misma Feria, que había un rumor en Internet de que dicha Feria no presentaba libros autopublicados, y que era falso, como lo demostraba el hecho de que el libro que se estaba presentando en ese momento era autopublicado....

Para leer el resto del texto, clic aquí

Fragmento y foto que tomo de Neo Club

domingo, 20 de noviembre de 2011

La vida de Reinaldo Arenas

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Lo primero que se desprende de la lectura de las Cartas a Margarita y Jorge Camacho (1967-1990) de Reinaldo Arenas (1943-1990) publicadas por la Editorial Point de Lunettes en Sevilla, España, el año pasado, es el papel fundamental, clave, que jugó esta pareja de artistas en la vida del trágico escritor cubano. En 1967 Carlos Franqui y Wifredo Lam cursaron invitaciones para el Salón de Mayo a celebrarse en el mes de julio en Cuba. Jorge y Margarita Camacho figuraban entre los participantes. Jorge vio Celestino antes del alba -la primera y única novela de Reinaldo publicada en Cuba- en una librería, la compró y la leyó en una noche. El texto le fascinó e hizo contactos con el fin de localizar al autor. Un Reinaldo receloso y parco acudió a la cita en el Hotel Nacional, pero enseguida se percató de la sinceridad de aquellas personas y así nació una amistad -y una correspondencia- que se prolongaría por 23 años, hasta la muerte del escritor.

Este libro, con edición y notas de Margarita Camacho, recoge la casi totalidad de las cartas escritas por el escritor holguinero durante ese período. Margarita lo resume así en su Presentación: “Estas cartas son, pues, un expresivo testimonio de la mitad de la vida de Reinaldo, puede decirse que de casi todo su ciclo vital como escritor, y, desde luego, la confirmación de muchos de los datos que él mismo narra en sus autobiografía Antes que anochezca”. El libro se complementa con un Apéndice donde se recogen 28 documentos, algunos de ellos publicados por primera vez, que esclarecen y amplían algunos de los temas tratados en la correspondencia, entre ellos un carta de Oneida, la madre de Reinaldo hablando de su infancia; una carta desesperada de Reinaldo a Aurelio Cortés, un presunto amigo a quien había confiado su novela Otra vez el mar y que se negaba a devolvérsela; la narración de Joris Lagarde de su viaje a La Habana, enviado por los Camacho, para sacar a Reinaldo de Cuba, que en ese momento se hallaba huyendo, escondido en el Parque Lenin; el comunicado que escribió Reinaldo en dicho Parque dirigido “A la Cruz Roja Internacional, a la ONU, a la UNESCO y a los pueblos que aun tienen el privilegio de poder conocer la verdad” denunciando la situación en la que se encontraba; entre otros valiosos textos. También el libro se enriquece con fotografías, la mayoría inéditas; y un sentido y lúcido texto de Zoé Valdés. Un material, en su conjunto, de imprescindible lectura para aquellos que deseen conocer mejor la vida y la obra del autor de El mundo alucinante.

Para las personas que amaron al escritor y para los lectores, que lo admiran por su obra, leer esta correspondencia es una tarea dolorosa. Todas sus angustias, sus obsesiones, el acoso y la persecución que sufrió en su país, el temor a perder su obra, están reflejados en estas cartas. Algunos temas, disfrazados, como los planes para escapar del infierno, a los que aludía mediante la expresión, “El libro de las flores”. La saña con que fue perseguido el manuscrito de su novela Otra vez el mar, no tiene precedentes en la literatura cubana. Escrita tres veces entre finales de la década de los añs 60 y los primeros años de la del 70, fue, por otro lado, ejemplo de la obstinación del escritor por hacer lo que entendía que debía hacer: escribir su obra. Registros, intimidaciones a los amigos -uno de ellos, Aurelio Cortés, según Reinaldo, acabó entregándosela a la policía-, acoso y vigilancia constantes, no pudieron impedir que la terminara. “La policía perseguía mis manuscritos como si fueran auténticos crímenes”, escribe Reinaldo en una de las cartas.

Grandes y pequeños personajes -y personajillos-, desfilan por sus páginas. Unos buenos, otros oportunistas y sanguijuelas miserables. También destacan los hermosos momentos que vivió, incluso ya enfermo, en compañía de Jorge y Margarita, una pareja de artistas excepcionales que lo amaron, lo ayudaron y protegieron todo lo que pudieron. El mismo año de su muerte logra concluir El color del verano, que él consideraba su mejor novela, y su autobiografía Antes que anochezca. En las cartas se nota la alegría.

Este 7 de diciembre se cumplirán 22 años de la muerte de Reinaldo Arenas. ¿Qué queda de aquellas ratas que le hicieron la vida imposible? ¿Quién recordará sus nombres o sus obras si es que tuvieron? No lo sé, ni me importa. De lo que estoy seguro es que a pesar de comisarios y policías, de resentidos y envidiosos, la obra de Reinaldo Arenas, está ahí, gritando, para los cubanos de hoy, para los de mañana: ¡no te detengas! •




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Georgina Miguez Lima pregunta...

Más que una entrevista, se me antoja la transcripción de una amena charla entre dos amigos. Uno le confiesa al otro lo vivido; una buena parte al amparo de una dictadura.

Georgina Miguez Lima pregunta. Armando de Armas responde…
Para leer la entrevista clic aquí

Tributo

Para Elena Tamargo

Poema que publicase en Agosto del 2010 en
Los versos que me cuadran en la diáspora


Fragmentos De La Habana
por Elena Tamargo

Pensar, robar, gozar
todo un único espasmo.
Arpegia y pica, Lázaro.
Salta de los tejados cuando nadie te vea
y muestra el interior de la sonata.
Aquella criatura desenfrenó la nada.
Es la maldad tan natural lo que te bambolea.
Veo tu insomnio a su manera
veo el disco girar y a los hombres
veo charcos, tranvías
veo enormes pedazos de La Habana.
A los negros los veo
resonando a sus pies el toque de los siglos.
Negros espirituales.
Blanco el mantel del primer desayuno
blanco mi abuelo
blancos en el exilio, desconcertados
borrachos de blancura
blancos los hospitales
negro mi cuerpo en el primer amor.
Llegan las mariposas a confirmar que ardí
y me dejan besando su jadeo
la inútil ceremonia
junto al candil oscuro.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El Instante, de José Abreu Felippe, en la Feria del Libro de Miami

Este domingo 20 de noviembre se presenta en la Feria Internacional del Libro de Miami la novela El Instante, de José Abreu Felippe. El libro, que sale al amparo del sello Editorial Silueta, es el cierre de una pentalogía que se titula El Olvido y la Calma, que Abreu comenzara a escribir en Cuba.

El lanzamiento será a las 3 de la tarde en el Salón 6100. Edificio 6, en el Wolfson Campus del Miami Dade College en el downtown.

Por cierto, con motivo de la segunda presentación de El Instante, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista a José Abreu para MartiNoticias.

Abreu Felippe o el instante que no cesa
Por Armando de Armas
17 de noviembre de 2011


José Abreu Felippe, La Habana, 1947, exiliado de la isla en 1983. Vivió primeramente en Madrid y después, desde 1987, en Miami. Poeta, narrador y dramaturgo. Ha publicado tres volúmenes de poesía: Orestes de noche (Madrid, 1985), Cantos y elegías (Madrid, 1992) y El tiempo afuera (Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero 2000). Como dramaturgo ha dado a conocer Amar así (Miami, 1988), Teatro (Madrid, 1998) y Tres Piezas (Miami, 2010). Ha publicado dos volúmenes de relatos: Cuentos mortales (Miami, 2003) y Yo no soy vegetariano (Miami, 2006). También, en unión de sus hermanos Juan y Nicolás, Habanera fue (Barcelona, 1998). Por otro lado, también ha publicado las novelas Barrio Azul (Miami, 2008), Sabanalamar (Miami, 2002), Siempre la lluvia (Miami, 1994), finalista del concurso Letras de Oro 1993, El instante (Miami, 2011) y Dile adiós a la Virgen (Barcelona, 2003); novelas que conforman la pentalogía El olvido y la calma.

El instante es una abarcadora novela que, mediante una historia de amor, narra con eficacia una década de la vida en la isla que se sella con los dramáticos acontecimientos del éxodo del Mariel en 1980,

¿Cómo es eso que usted ha titulado El instante a una novela que, según me cuentan, ha quedado en cerca de quinientas páginas tras la poda de otras quinientas cuartillas?

¿Cuál es el problema con eso? ¿Si se llamara La eternidad debería ser eterna? ¿La historia interminable no tiene fin? ¿Si se llamara El microbio habría que leerla con microscopio? Claro, sé que es un chiste, pero no está de más la aclaración. El título no está relacionado con el número de páginas, sino con una ilusión. La ilusión de que el amor puede protegernos y hasta salvarnos. De que hay un instante en que creemos que en el acto de amar y de abrazarnos a otro cuerpo angustiado, está la razón, el sentido de la vida... Será tan breve la ilusión, el instante tan breve.

¿El instante es novela de época o novela de amor o, mejor, novela de amor que recoge una esperpéntica época?

Yo pienso, o al menos esa era mi intención, que es una novela de amor que no tiene un final feliz, precisamente por la época en que se desarrolla y que le sirve de marco. La novela comienza en La Habana de 1971 y termina en 1980, con los sucesos de la embajada del Perú (donde 10,832 personas se asilaron en menos de 72 horas) y el éxodo del Mariel (donde escaparon por mar hacia los Estados Unidos más de 130,000 personas en apenas unos meses).

En su novela se lee: Píntame mi bigote con un corcho que va a empezar la fiesta. Una frase que retrotrae a la infancia y a unos usos y costumbres que son borrados de la memoria por acción no ya del tiempo, sino de la avalancha de la virtualidad tecnológica que hace devenir obsoletos esos usos y costumbres. ¿Es esa una de las funciones de la literatura, dejar constancia de la intrahistoria, de lo que nunca será contado por los cronistas oficiales y oficiosos de eso que llaman la Historia, así, con mayúsculas?

Yo tengo ese recuerdo. Veo a mi madre en la cocina, junto al reverbero quemando un corcho para pintarme el bigote y las patillas, para luego salir para los carnavales. A mí gustan esos detalles que enriquecen las historias, le dan vida, y claro, sitúan la acción en un tiempo. Creo que uno aprende más sobre la revolución francesa leyendo María Antonieta de Stefan Zweig que en 10,000 mamotretos de Historia sobre el tema.

¿Tiene El instante reminiscencias de la novela de caballería? ¿Es, por ejemplo, Ubaldo el Desconocido un guiño a Urganda la Desconocida, ese personaje que en la obra Los cuatro libros de Amadís de Gaulasupera en muchos aspectos a la misma Oriana, la protagonista, dama del protagonista, el sin par caballero, dechado de virtudes amatorias que por nombre había Amadís?

No sólo El instante, sino toda la pentalogía. Hay muchos guiños al tema. Las novelas de caballería me interesaron mucho en mi juventud. No sólo El Quijote, sino Tirante el Blanco, El Amadís y las Sergas de Esplandián. Devoré todo lo que encontré. Desde luego que Ubaldo el Descocido es un guiño a Urganda, pero hay muchos otros, entre ellos Clotilde la Bruja.

¿Por último, tras El instante que viene?

Estoy trabajando en varias cosas a la vez. Poemas, cuentos, una obra de teatro que se llama Árido. Y en una novela que me llevará tiempo pues estoy ahora en la etapa de recopilar información (que probablemente no utilice nunca, pero así son las cosas). Se llama Tata Torres, es un personaje que aparece en la pentalogía, la bisabuela de Tavi. En Barrio Azul, se habla algo de su vida y se cuenta su muerte.

Es un personaje fascinante, llega a Cuba, de Islas Canarias, con su marido y sus cuatro hijos y se establece en San Cristóbal, donde el marido pone una carnicería. Al marido lo encarcelan por ayudar a los mambises, lo mandan a Ceuta. Tata nunca vuelve a saber de él. La novela comienza en 1896 con la reconcentración de Weyler y termina el 15 de febrero 1898 con la explosión del Maine. Narra la fuga de Tata con sus hijos hacia el sur, hacia Sabanalamar, y la marcha por toda la región, a pie, hasta llegar a La Habana, casi dos años después. En el camino debe cruzar la trocha Mariel-Majana y se encuentra con un galleguito desertor que la ayuda. Me estoy divirtiendo mucho escribiéndola.

También tras El instante queda la tranquilidad de que concluí lo que me había propuesto, que me puedo morir en paz. Bueno o malo ahí está.

Texto que tomo de la web de MartíNoticias

lunes, 14 de noviembre de 2011

La Feria Internacional del Libro de Miami y la monopolización

Por Ángel Velázquez Callejas

No dejo de ver en la arbitraria decisión de la Feria Internacional del Libro de Miami (2011) de excluir libros autopublicados, una política de monopolización. No tiene otro nombre. ¿En qué argumentos se pudo basar la comisión organizadora del evento para excluir los libros autopublicados, tal y como ha sucedido en esta edición?

Se podrán enumerar cientos de razones, pero la calidad de un libro no se mide por el nombre de la casa editora y ni siquiera por el nombre de su autor. Un libro contiene en sí mismo su propia calidad, sea autofinanciado, autopublicado o editado por prestigiosas casas editoriales. Lo único que puede explicar la exclusión de determinados libros en la Feria internacional de Miami es una rancia política de monopolización, relacionada con ciertos intereses establecidos para preservar el poder.

Perry Anderson cuenta en “Los orígenes de la posmodernidad” que una de las creaciones más conspicuas que produjo la ruptura con la modernidad respondía al incipiente desarrollo de la democratización publicitaria del libro, tanto en el orden cualitativo como cuantitativo; y hacía énfasis en este sentido, con exhaustiva peculiaridad; en la eugenesia del arte el individuo se inclinaba más por la autopublicidad de sus obras que por acudir a grandes casas editoriales para publicitarlas. Pero tal vez los organizadores de la Feria estén de acuerdo en que este espíritu renovador no está arraigado y/o generalizado lo suficiente como para ceder a una tendencia que ya es irreversible.

Parece mentira a estas alturas que en el corazón de una ciudad postmoderna como Miami, se devalúe por ciertos caprichos lo que es ya historia contundente. Tengo entendido que más del 60 % de los autores residentes en esta ciudad escoge el camino de la autopublicación antes que esperar a que una editora clasifique sus libros. Desde luego, esto puede estar incidiendo negativamente en los progresos editoriales de las compañías tradicionales, pero no constituye argumento para enfatizar coartadas contra un programa individual que por su propio peso y espontaneidad se está imponiendo.

Gran parte de los libros más leídos y vendidos históricamente han sido obras autopublicadas. Por ejemplo, la gran obra de Friedrich Nietzsche, “Así habló Zarathustra”, contó con el financiamiento y la edición del propio autor. Se cuenta que Nietzsche editó por su cuenta catorce ejemplares de cada capítulo de la obra y los regaló a sus amigos más allegados. Hoy se ha perdido la cuenta de cuántas casas editoras han reeditado la obra del pensador alemán. Se encuentra entre los primeros cien libros más leídos del mundo.

Quién sabe si los libros autopublicados se conviertan en el futuro en una fuente estimable para desenrollar la evidente crisis que atraviesa el negocio de las grandes editoras. Para mí es obvio que la política de excluir de la Feria Internacional del Libro de Miami libros autopublicados no constituye más que una excusa para detener un derrotero legítimo dentro del proyecto democrático de las sociedades libres.

Artículo que tomo de Neo Club Press

domingo, 13 de noviembre de 2011

A propósito de un artículo de Modesto Arocha

Por Denis Fortun

La literatura carga con un estigma que otras manifestaciones culturales no padecen. Al menos aquí, en Miami. Se trata del mal disimulado desprecio al que se expone un sujeto dispuesto al ejercicio de la creación. Una suerte de marginalidad que se exacerba, para peor seña, si tu nombre no disfruta de la solidez que ciertos promotores consideran has de merecer al instante de ser convidado a algún evento, como una Feria Internacional del Libro, por citar un ejemplo.

Y lo más terrible, si tú formas parte de la lista de esos que han resuelto publicarse con una editorial que no está ubicada supuestamente entre las de mayores éxitos, más lamentable significa el empeño. Y te vuelves más sospechoso aún.

Si no eres un consagrado al que las editoriales le caen detrás, es decir, si te consideran uno de esos que escriben por amor “al arte”, en ocasiones para la gaveta, sin importar géneros, aquellos que se promueven como una elite de establecidos promotores en el negocio presumen que “los susodichos” hemos de ser condenados al más absoluto ostracismo. Y dudan además, por extensión, de la calidad de tu obra sin siquiera someterla a juicio.

Sin embargo, lo que no mencionan los jerarcas del negocio ferial es que no necesariamente lo editado por una firma de renombre ha de interpretarse como bueno, y por tanto digno de publicidad. Son innumerables los casos que ilustran la triste historia de volúmenes al amparo de una editora de primer nivel que finalmente se descubren como un paciente comatoso. Mamotretos que ni “una ambulancia de las letras avituallada con la mejor de las técnicas de salvamento” logra revivir cuando les proporcionan los primeros auxilios, ya desde la misma imprenta.

¿Es que acaso, como sugieren algunos, se debe fraternizar con los que deciden quiénes participan o no en esta ferias, para así pasar el filtro? ¿Realmente estamos en presencia de una cofradía local?

Por supuesto, un padecimiento que lacera el sentido común de los artistas todos, y de los escritores en específico, es el ego. La enfermiza necesidad (y necedad) de creernos que alguna vez seremos trascendentales, que lo que hemos “producido” en literatura basta para que seamos eternos, ha venido a perjudicar el esfuerzo de aquellos que, con un ego parecido, a veces mayor, se diferencian del resto por el simple detalle de que cuentan con sobrado talento. Y es que esa obsesión de varios escritores “con tendencias preclásicas” por saberse éditos, lejos de ayudarnos se traduce en un perjudicial elemento que ha obnubilado ni se sabe desde cuándo al detector del que tanto hablara Mr. Hemingway. Un acto que, por falta de escrúpulos, hay editoriales que ignoran… y “allá va eso”. Luego entonces, las consecuencias; que sin dudas las hay cuando se maneja un proyecto de manera irresponsable.

Pero, si cualquier escritor asume que sus historias --o versos, ensayos, lo que fuese-- tienen una calidad mínima, y por lo tanto halla que pueden reproducirse al amparo que legitima el soporte impreso, en tiradas discretas de quizás cien ejemplares --un número que se ajusta de acuerdo a la liquidez de su chequera--, pienso que resulta válido el deseo; claro, siempre que sea “literalmente potable”. No es óbice “que tal atrevimiento” se asuma como una irreverencia que después te imposibilite clasificar para una Feria Internacional del Libro, incluso sin importar latitudes.

Lo que debe primar siempre es la calidad de lo escrito y no un sello al lomo de un cuaderno de exquisito diseño, con portada de lujo y el mejor papel para darle cuerpo a lo que, a lo mejor, no lo merece.

Qué sería de esos escritores, en su mayoría poco conocidos, si no tuviésemos el apoyo de editoriales que se mueven (y aquí tomo prestado el término de la dialéctica) por la demanda, y que intentan colimar con seriedad sus propuestas en el marco del respeto que han de regalarle (venderle es el mejor término) a sus lectores potenciales, aunque tenga uno que pagar por eso. Que al final no somos comunistas ni funcionarios que participan de los beneficios de tal o más cual cooperativa. Reconocemos que el negocio prima, lo cual nos convierte en una sociedad saludable. Las regalías, que las hay, en este negocio no son muy habituales.

Creo con toda convicción que, más que un sello de primera línea, al momento de escoger un libro para un evento lo que debe prevalecer es la estética de una obra vigorosa, legible y disfrutable, y no el dato de si el sujeto que la escribió (y la sufrió) fue capaz de sufragar los gastos bajo la egida (para los organizadores) de una oscura editora.

También es bueno acotar, en referencia a la denuncia que hiciera Modesto Arocha en su artículo publicado en Neo Club Press, que en esta edición de la Feria Internacional de Miami se van a presentar libros cuyos sus autores han corrido con los gastos de edición. Lo que prueba que una justificación como la que le dieron al dueño de la editorial Alexandria Library deja de convertirse en un argumento serio de inmediato. Y más cuando eventos de este tipo, y de probado prestigio, en otras regiones han aceptado la promoción y presencia de editoriales y sus autores “cuentapropistas”.

Igual, ¿qué de terrible hay en que uno se autogestione la producción de un libro si se sabe al margen de ese mecanismo de las grandes editoriales y el acceso le resulta casi imposible, a no ser que un día de suerte te enteres que has sido premiado en un concurso de relevancia?

Lo mismo se conoce de ferias, ya sea en Europa o América Latina, que van adecuándose a las nuevas reglas que se suceden a diario luego del destape virtual. La Internet ha marcado nuevos derroteros en cuanto a publicaciones. La tecnología ha dictado sus propias normas y los eBooks cada vez gozan de más aceptación. De todos es sabida la comodidad que genera guardar en una tableta electrónica cientos de volúmenes disponibles a la vuelta de un clic.

En fin, que refiriéndome al caso particular de la Feria Internacional del Libro de Miami, es valedero que al momento de negar la presencia de un autor y su cuaderno se tome en cuenta lo que he reiterado a la largo de estas cuartillas: la calidad de lo escrito y no quien lo publica.

¿A qué viene esa segregación de sellos “menores”, que para nada pueden competir, ya sea por su infraestructura o porque reconocen sus propias limitaciones, contra los enormes gestores de espacios como la Feria del Libro; y se tenga la certeza además, para mayor ironía, que hay otros, menores lo mismo, que participan?

Nada, que a mi juicio el asunto destila un tufo desagradable y establece precedentes inaceptables.


Publicado en Neo Club Press

sábado, 12 de noviembre de 2011

Feria del Libro de Miami discrimina literatura autopublicada


Nota de prensa de Neo Club Press

La 28va edición de la Feria Internacional del Libro de Miami (FILM), cuya inauguración tendrá lugar este domingo 13 de noviembre, excluyó la presentación de libros autopublicados, según reveló Modesto Arocha, presidente de la editorial Alexandria Library, con sede en esa ciudad del sur de la Florida, Estados Unidos.

“Al menos eso notificó (la FILM) por escrito a dos autores que publicaron con Alexandria Library, sin preguntar siquiera si sus libros eran autopublicados (uno de ellos no lo era)”, explicó Arocha en una nota publicada esta semana. “Resultó más fácil vetar a la editorial sin haber anunciado previamente esa política en la convocatoria”.

“No juzgaron a los libros por el contenido, sino por la editorial”, lamentó el conocido editor.

Los dos libros rechazados por la Feria de Miami fueron aceptados previamente por la Feria de Guadalajara de este año, aseguró Arocha, quien adicionó que le gustaría conocer públicamente “las razones de quienes tomaron esta decisión, porque la Feria del Libro de Miami se nutre de fondos públicos”.

Un sondeo telefónico realizado por Neo Club Ediciones a 35 escritores cubanos ―con más de dos libros publicados― a lo largo de la segunda quincena de octubre pasado, y que complementó datos en poder de la editorial, reveló que más del 80% de los escritores cubanos residentes fuera de Cuba han recurrido en algún momento a la autopublicación, o su libros han sido financiados por algún familiar o amigo.

Los encuestados en algún momento habían sido galardonados nacional o internacionalmente, traducidos a otros idiomas, incluidos en antologías o publicados fuera de su país de residencia.

La historia de la literatura abunda en clásicos autopublicados, entre los que figuran libros de Friedrich Nietzsche, Ernest Hemingway, Mark Twain, José Martí y José Lezama Lima.

Para leer el artículo de Modesto Arocha , clic aquí

De frente o de lado, lo mismo da si miras bien...



Una fotografía de Mike Edmonds se tornó viral esta semana luego de ser publicada en Facebook con el mensaje ”si miras el tiempo suficiente, podrás ver el cambio de perspectiva”. La última vez que contaron, la imagen había generado más de 30,000 Like y había sido compartida más de 60,000 veces. (Foto: Mike Edmonds)

Texto y foto que tomo de Yahoo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cuna del pintor desconocido: pretexto para una entrevista

Néstor Díaz de Villegas, Cuba, 1956. Es autor de una extensa obra poética, entre cuyos títulos se encuentran Vicio de Miami (1997), Confesiones del estrangulador de Flagler Street (1998) y Por el camino de Sade / Sade's Way (2003). Díaz de Villegas ha sido el creador del Cabaret Neuralgia, en la Pequeña Habana, y el editor de la revista electrónica Cubista (2004-2006) en Los Ángeles.

Con motivo de la publicación de su poemario Cuna del pintor desconocido, que será presentado en la presente Feria Internacional del Libro de Miami, Armando de Armas realizó la siguiente entrevista para MartiNoticias a Néstor Díaz de Villegas.

¿En qué fecha y hora presenta su poemario, Cuna del pintor desconocido, en la Feria Internacional del Libro de Miami?

El martes 15 de noviembre, a las 7:30 p.m., en el Batten Building, sala 2106, no muy lejos del hotel donde escribí Vicio de Miami.

¿Por qué Cuna del pintor desconocido, por qué ese título?

Es imposible explicar un título. Realmente, concibo el título antes de escribir el poema, y debo tener un título antes de lanzarme a la escritura de un libro. El título es el nombre de pila con que me dirijo a mi criatura, y designa a la persona que encarno y que permanecerá conmigo durante el proceso de composición.

En el caso de Vicio de Miami, era un marginado, un enviciado de la ciudad, que vivió hasta la tierna edad de once meses. Después vino el Estrangulador, el que propuso una pregunta sardónica a esa misma urbe, y éste vivió, aproximadamente, de 1994 a 1997. Sade es de la edad de Elián. En el caso de Cuna, se trata de un pintor frustrado, uno rechazado por la academia, un pintor judío, que en vez de pintar, fotocopió cuadros en una Xerox y pegó las xerografías en los muros. Durante quince años, mi pintor malogrado creó arte degenerado. Cuna es su retrospectiva.

"¿Qué puede detener al labio en su caída hacia la mueca?"

El labio en caída hacia la mueca es una pértiga, floja en las comisuras, que sostenemos mientras avanzamos por un cable tensado entre dos mundos. Estamos continuamente a punto de caer, pero ese reflejo, ese rictus, nos sostiene. Hay una música de acordeón que puntea cada paso. El acordeón abierto es la sonrisa de los acróbatas.

Cuénteme usted, por favor, acerca de su "Aristóteles de cuatro cilindros"

Cuando arribamos a la nueva vida, descubrimos de pronto que nos falta destreza mecánica. Debemos reaprender los movimientos más elementales. Al timón del flamante automóvil concebimos ideas de nuevo orden. La máquina es un espacio de pensamiento, un ágora, ¿cuántas cosas no nos pasan por la mente mientras conducimos? El auto es nuestro Aristóteles de cuatro cilindros. Con esa imagen pretendía elevar la máquina al puesto que le corresponde en la experiencia dinámica del gusano.

En el poema Los dos primeros años aquí (son los más duros) se lee: "Huyendo de la secreta policía / me perdí en un mundo congelado. / Yo no sé si he perdido o he ganado." El exilio, ¿es pérdida o ganancia? ¿O es quizá tabla, empate?

Exilio es pérdida, por definición. Su raíz está en el latín arcaico exul, que significa vagar. El exilio no es la pérdida de la tierra, ni del suelo, sino del descanso. Es imposible reparar, una vez que se emprende el camino del exilio, es un viaje sin regreso y sin meta. Exilio es el "ser" separado de su "estar". Los negros, igual que los españoles, fueron arrancados violentamente de su entorno y arrojados en nuestras playas: el exilio es parte de nuestra condición permanente. Cuando el exilio se hace permanente, perdemos la noción de ganancia y de pérdida, del allá y del acá. No avanzamos, no vamos a ninguna parte. Nuestra cultura, fundada sobre el desarraigo y la desorientación, es sincrética en ese sentido esencial. La respuesta a tu pregunta es, precisamente: "Yo no sé si he perdido o he ganado ".

¿Qué opina de eso que denominan intercambio cultural entre las dos orillas?

Gracias al intercambio cultural conocí a mi esposa, Esther María, y pude reunirme con mi querido sobrino Alexis después de 32 años. Todo intercambio es provechoso. Yo no quiero volver a Cuba; entonces Cuba debe volver a mí.

¿A qué edad y por qué Néstor Díaz de Villegas fue a dar con sus huesos a la cárcel de Ariza, en Cienfuegos?

A los 18 años, porque escribí un poema sedicioso. Me cansé de oír a todos repetir lo mismo, y exploté. Me encuentro hoy en una situación idéntica. Un hereje lo es para siempre y en cualquier circunstancia. Experimento una repugnancia general por la experiencia humana, con muy pocas excepciones. Soy más un antisocial que un anticastrista.

¿Conoció en la dicha cárcel a un actor llamado José Manuel, Chema, Castiñeira? ¿Había otros artistas y escritores en las celdas de Ariza?

Sí, efectivamente, conocí a Chema en Ariza, el gran actor de El robo del cochino que concibió un complot para asesinar a Fidel Castro. Su cómplice y consorte de causa era el hermano de Fayad Jamís. Gracias a Chema llegué a entender el proceso histórico que vivíamos. Chema había sido un joven chequista, de los que apaleaban a las señoras con carteras, cuando llevar cartera era un crimen. Me enteré de todo esto de labios del bello renegado. Escribimos mucha poesía juntos, en el comedor de la prisión, mientras apurábamos el sancocho vespertino. Chema me descubrió a Marcuse y a Habermas y a Cohn-Bendit. Yo, el eterno reaccionario, le entregué mi Historia de los Girondinos.

Otto Meruelos influyó tremendamente en nuestra formación, era un erudito, un gran señor y un distinguido gramático. El embajador Luis Puig Tabarés nos enseñó idiomas. El magistrado Bebo Cabrera escribía, por entonces, una novela histórica basada en la leyenda de Guamuhaya. La aristocracia cienfueguera residía en una cárcel en 1975, y era provechoso hacerse detener si se deseaba adquirir una educación liberal.

¿Qué queda en Néstor Díaz de Villegas de Cienfuegos?

Mis antepasados fundaron Cienfuegos, el verdadero padre de la ciudad es Agustín de Santa Cruz, mi homónimo y ancestro. Quedará en mí, si acaso, el genio del lugar, algún resabio cienfueguero. Sería interesante averiguar si queda algo de los Díaz de Villegas en Cienfuegos.

¿Qué queda en Néstor Díaz de Villegas de Cumanayagua?

Soy, evidentemente, un poeta cumanayaguense. La poesía era ocurrencia cotidiana en un pueblo de cantores itinerantes. La controversia, la improvisación, el pie forzado, la rima, el punto guajiro, forman parte de mi experiencia vital más entrañable. También la naturaleza bruta, pues soy de un pueblo de campo. De una pequeña comarca rodeada de parajes encantadores. En Miami no hay campo. He tenido que venir a California para reencontrarme con la naturaleza. En las mañanas de otoño, las bandadas de cotorras que surcan el cielo de Alhambra me recuerdan al Escambray.

¿Está usted preparado para la muerte?

Soy una persona sana. Gracias a Dios, poseo la salud de un toro. Pero una vez estuve a punto de morirme, de neumonía, que por entonces mataba a los que padecen de mi enfermedad. En la camilla, mientras me llevaban a la habitación del Jackson, consciente de que me quedaba poco, sentí alegría, y sólo lamenté irme del mundo sin haber completado mis investigaciones alquímicas.

Gödel le escribió a su madre sugiriéndole que quizás morimos también en la muerte. Flammarion creía que después de muertos nos reencontraríamos en el planeta Marte, una creencia que me transmitió mi abuelo Pepón desde muy temprano. A veces me miro en el espejo y veo el retrato de mi abuelo Maximiliano, el mismo retrato que colgaba de la cabecera de mi cama, en la casa donde nací.

¿Cree que hay un alma que sobrevive a la muerte?

Ciertamente, si no, no podría vivir.


Texto que tomo de MartíNoticias
Foto de Nestor Díaz de Villegas que tomo de TuMiami blog

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Antología de cuentistas del Pen Club, próximamente. Entrevista a Luis de la Paz por Armando de Armas

Con motivo de la próxima publicación, por Alexandria Library, de la antología Cuentistas del Pen, Armando de Armas entrevistó para MartiNoticias al escritor y vicepresidente del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio, Luis de la Paz, quien realizó el trabajo de selección y edición de los textos que conforman la mencionada obra.

El PEN Club es una asociación internacional de escritores, que agrupa a los creadores, así como a críticos, editores, traductores, historiadores y periodistas y autores de otros géneros. Sus iniciales, PEN significan Poetas, Ensayistas y Narradores.

El PEN fue fundado en 1921 por la novelista C. A. Dawson Scott y se extendió con rapidez en todo el mundo. Hoy en día se calcula que hay 18,000 miembros en 138 Centros en 98 países. Normalmente sólo existe un Centro en cada país, pero si un país cubre más de un idioma o literatura, los escritores en cada uno de esos idiomas pueden establecer sus propios Centros. También existe la posibilidad de que se establezca más de un Centro en el caso de países cuya extensión geográfica es vasta. Se pueden crear Centros fuera de un país determinado, cuando por razones políticas la libertad de expresión está coartada. En esa categoría se encuentran los iraníes, vietnamitas, chinos, kurdos y los cubanos asociados bajo la denominación Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio, cuya oficina central se encuentra en Estados Unidos.

El PEN se ha estructurado sobre la base de una serie de estatutos que han de seguir, respetar y defender todos las filiales del PEN internacional. Muchos de los acuerdos comunes de coexistencia y respeto, surgen de las ponencias presentadas en los congresos que anualmente se llevan a cabo y de las resoluciones aprobadas en esos encuentros.

Entre los estatutos que rigen el PEN se encuentra el de abogar por el principio de la libre transmisión del pensamiento dentro de cada país y entre todos los países, y por lo mismo sus miembros se comprometen a oponerse a cualquier forma de supresión de la libertad de expresión en el país y en la comunidad donde viven, así como en el mundo, cuando sea posible.

Con motivo de la próxima publicación, por Alexandria Library, de la antología Cuentistas del Pen, Armando de Armas entrevistó para MartiNoticias al escritor y vicepresidente del Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio, Luis de la Paz, quien realizó el trabajo de selección y edición de los textos que conforman la mencionada obra.

¿Qué criterio siguió para la selección de la antología de cuentistas del PEN?

La selección ha estado ajustada a dos criterios muy concretos: que el autor fuera miembro activo del Pen Club y que al menos hubiera publicado un libro de relatos. También se incluyó a los autores del Pen ya fallecidos como Guillermo Cabrera Infante y Reinaldo Bragado Bretaña.

¿Cuántos cuentistas tiene el PEN?

Creo que la inmensa mayoría de los miembros del Pen en algún momento han escrito cuentos, aunque no todos han publicado libros de cuentos. Con libros publicados en el género hay activos 19. Esos integran la selección.

¿Cuántos cuentos tiene la antología?

Participan 21 cuentistas en total. No creo que deba llamarse antología al proyecto, pues el criterio de selección, como ya apunté, está ceñido a la membrecía en la organización. Hay muy buenos narradores que no figuran en este volumen, y que por su calidad y obra deberían formar parte de una antología de cuentos cubanos.

¿Cuál es el nivel de esos cuentos?

El libro es una digna selección, con relatos sorprendentes. Hay una amplia variedad de formas y estilos, así como manejos del lenguaje y estructuras que ofrecen una panorámica del cuento cubano. Te puedo decir que en el libro hay relatos antológicos, como La visita de Manuel C. Díaz, entre otros trabajos impecables, como los de Armando Álvarez Bravo, Julio Matas y José Miguel González-Llorente, por nombrarte algunos.

¿Para cuándo sale publicada esa antología?

El libro, editado por Alexandria Library, del amigo Modesto Arocha, debe estar listo en los últimos días de octubre, o en la primera semana de noviembre.

¿Puede decirse que esa antología, además del PEN, pudiera ser representativa de la cuentística que hacen los cubanos en el exilio?

Diría que sí por varias razones: los escritores que conforman el libro, en su mayoría, tienen una sólida obra narrativa y viven en diferentes partes del país y en Europa, eso ofrece un amplio marco, que de alguna manera permite visualizar lo que está ocurriendo con los cuentistas cubanos del exilio. Aunque reitero que sólo reúne a los miembros del Pen.

¿Qué distribución tendrá el volumen?

El libro estará en librerías, se hará una presentación formal. Se podrá comprar por correo o por Internet. Quien esté interesado en el libro lo podrá adquirir.

¿Cree que hay una revaloración, un renacer del cuento a nivel internacional?

Hace años vengo escuchando que el cuento está en decadencia y también que hay un renacer del género. Creo que el cuento está en su lugar, no se puede pedir más. Se siguen escribiendo cuentos y se siguen haciendo concursos de relatos, de manera que su marcha es constante y firme.

¿Qué género es más fácil de cultivar el cuento o la novela?

Depende del autor. Yo, por ejemplo, me siento más cómodo escribiendo cuentos.

¿Por qué cree que hay más cuentistas que novelistas?

No sé si hay más cuentistas que novelistas. Son dos géneros distintos. La novela requiere de más trabajo, mientras que el cuento por su brevedad no. Pero ojo. El cuento demanda de una precisión de relojería y un equilibrio de malabarista en la cuerda floja bajo un viento intenso. Un "error" en la estructura de una novela puede corregirse, pero un desliz en un relato puede ser definitivo. En el cuento no hay margen para desaciertos.

¿Por qué cree que hay más poetas que cuentistas y novelistas?

Un poco por la aparente simplicidad que supone la poesía. Es un género más abierto, pero al final, como diría el poeta: hay un cantor para el ascenso y mil para el descenso.

¿Usted qué prefiere escribir cuento, novela o poesía?

Prefiero el cuento, pero he incursionado también en la novela y la poesía. He escrito teatro, ensayos y hasta he acumulado una larga trayectoria en el periodismo. Cada forma de expresión tiene sus propias reglas y eso es algo que hay que tener muy en cuenta, y no sólo me refiero a las formas, sino al lenguaje que se emplea y la manera de atrapar al posible lector. En realidad cada historia que se quiere escribir dicta la forma y el tiempo en que se ha de redactar.

¿Usted qué prefiere leer cuento, novela o poesía?

Para leer no tengo preferencias. Mi único reclamo es la oportunidad de enfrentarme con un buen libro, a una lectura que me llene.



Texto que tomo de la página de MartíNoticias.
Foto de Luis de la Paz que tomo del blog ICRA

lunes, 7 de noviembre de 2011

Qué tengo, vamos a ver...

Llegamos aquella tarde de domingo como habitualmente hacíamos todos los domingos, luego que el sábado anterior pasáramos la noche en el cabaret. Llegamos con unas ganas enormes de divertirnos, primero en la piscina, después con la intención resumir la juerga en el Bar Escambray. Llegamos preparados para bebernos una, dos, tres, botellas de Havana Club si nos alcanzaba “la pasta”, o en su defecto, continuar al amparo de Baco si aparecía alguien de bondadoso corazón y abultada billetera, dispuesto a compartir con el grupo. Llegamos también, para que mi viejo amigo siguiese nutriéndose de historias, que siempre me aseguraba, alguna vez publicaría en su novela La Tabla. Llegamos con tal de pasarla bien bajo el sol, y concluir en medio de la oscuridad del Bar, teniendo además, muy cerquita nuestro, a varias ninfas coquetas y desprejuiciadas que le daban el sabor perfecto al día, que de acuerdo con el almanaque gregoriano abre la semana, y que para nosotros representaba el cierre de lo que intentábamos fuese una constante jornada de relajo muy lejos de los modales y costumbres del "hombre nuevo", a falta de otra opción que igual no nos interesaba. 

Claro, cruzar la puerta del Hotel Jagua no era aventura fácil. En todo caso hablo de un acto que el mismo Houdini se hubiese encontrado en aprietos. Habías de vértela con un team de porteros mucho más talentosos que cualquiera de los mejores arqueros que jueguan hoy en una liga de futbol que se respete, de esos que no dejan ni que pique la bola dentro del área. Esta vez, el personaje de turno era un guajiro nacido en las montañas del lejano Oriente cubano. Un sujeto de más de seis pies de estatura, corpulento, indiado, con una expresión entre animal bobalicón y máquina robótica, que aparentemente sus jefes lo programaban para que el noventa y nueve por ciento de sus palabras se redujeran a una negativa. Sólo turistas, y uno que otro "socio allegado" con suficiente dinero, que pudiese soltar una buena regalía, con discreción, claro está. Que el hombre, igual no era un comemierda, y sus necesidades, como todos nos, tenía... 

Recuerdo que mi amigo, experto en el increíble ejercicio de franquear puertas, ventanas, hasta boquetes por un techo en reparación, intentó cruzar por la elegante puerta del Hotel con disimulo en lo que sus cómplices entreteníamos al custodio con un parloteo denso, y sin la menor coherencia. Pero el muy ladino portero estaba al tanto y detuvo a mi amigo. Yo, al amparo de que en esa época trabajaba como luminotécnico en el cabaret Guanaroca, traté de interceder por mi colega de parranda, auun no escribia yo ni una cuartilla, y le pedí al hombre que se hiciera de la vista gorda. Sin embargo, el tipo estaba renuente y no tranzó. 

Lo simpático, es que mi amigo en vez de disminuirse, adoptar una postura más conciliadora para entrar finalmente, en medio de la puerta se puso a recitar en voz alta varias estrofas del poema “Tengo”, de Nicolás Guillen, y la cosa se puso fea. El portero se disgustó en extremo, tomó el teléfono que tenia cerca, y llamó a la policía. Según él, un delincuente estaba recitando unos poemas contrarrevolucionarios a la entrada del Hotel…

TENGO 
Nicolás Guillén 

Cuando me veo y toco yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. 
Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él, 'mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener. 
Zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejercito decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor. 
Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero come se dice en español. 
Tengo, vamos a ver, que siendo un negro nadie me puede deterner a la puerta de un dancing o de un bar. 
O bien en la carpeta de un hotel gritarme que no hay pieza, una mínima pieza y no una pieza colosal, una pequeña pieza donde yo pueda descansar. 
Tengo, vamos a ver, que no hay guardia rural que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real. 
Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country, no jailáif, no tennis y no yacht, sino de playa en playa y ola en ola, gigante azul abierto democrático: en fin, el mar. 
Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar y a reir. 
Tengo que ya tengo donde trabajar y ganar lo que me tengo que comer. Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Maurice Sparks, final de la presentación (IV y V)



Avenida Zero, vienen de bien a mejor...


Definitivamente la banda está bien. Recién salidos a escena -lo hicieron en mayo de este año-, Avenida Zero cuenta con todas las de ganar. Hasta donde conozco su trabajo, los jóvenes tocan un rock que se ubica más en el espectro de la balada, pero igual se guardan una sonoridad fuerte que nada ha de envidiarle a otros grupos con una piedra mas heavy; se me antoja que Avenida… trae una onda que me remite a Linkin Park, aún cuando sus textos -los que son buenos, vale señalarlo- suenan en español. Y mención aparte, la vocalista, la señorita Abreu (lo que imagino ha de tener a padres y tíos muy orgullosos), se mueve en el escenario con vigor y su performance, acompañado de su hermosa voz, regala un show que merece disfrutarse.

En fin, un balón de oxigeno para aquellos -como quien redacta este post- que no soportan un tipo de propuesta musical muy en boga hoy día, de corte más tropicalero, reguetonero, qué se yo… Mejor hagan clic en el video, sabrán de lo que hablo.
DF