domingo, 25 de noviembre de 2012

Brascaña cubana…





Cuando visité Sao Paulo en marzo del 11, “padecí” sobrados placeres como para recordar mi viaje durante mucho (excepto el vuelo de ocho horas repleto de turbulencia en la ida, que quisiera olvidarlo por completo); y lo mismo incontables sorpresas. La primera fue cuando en una gasolinera nos pusieron alcohol en el tanque del carro en que viajaba; alcohol que no sólo sirve para la combustión y traslado; allí, como en muchas partes, continúa siendo una herramienta que provoca el mayor de los divertimentos –con control-, y que bajo el popular nombre de cachaça (y otro que no me atrevo a repetir entre cubanos), ya sabes...

Hablo de una sensación que se me hizo familiar durante los treinta tantos días que estuve en Brasil. Y no me sujeto únicamente a su capital financiera, sino que en su interior “soporté” lo mismo la prosperidad que ha echado raíces en ese enorme espacio de Suramérica, sin importar que se trate de grandes emporios o ciudades pequeñas. Todo por consecuencia, de que todo acontece al amparo de la libertad y la democracia, aún cuando “el juego del libre albedrio” sea imperfecto.

Confieso que le guardo un especial afecto a Brasil. A la par, digo que dista todavía del paraíso a terra gostoza. Como cualquier pedazo del mundo próspero –y miserable- tiene problemas: la más roñosa violencia corresponde con la corrupción sin importar estratos sociales. Esos son dos de sus peores flagelos, de los que lo mismo tiene las herramientas adecuadas para, al menos, disminuirlos.

Sin embargo, digamos que soy desagradecido, muy poco honesto, si me remito a “las manchas sin reconocer el mérito de la enorme luz” que cobija a Brasil. Una suerte de luminiscencia lo resguarda, que muchos brasileiros que conozco en Miami -en asida e increíble negación del milagro- consideran exagerada (debe ser porque no les gusta Lula o Dilma). Claro, amén de preferencias, la gran mayoría de ellos tampoco tienen noticias de la oscuridad perenne.

Pero insisto en mi entusiasmo, a pesar de... Por ejemplo, viajando de Jaú –capital del calzado latinoamericano- a Itapuí, a ambos lados de la carretera únicamente descubres plantaciones de caña. Lógicamente, no pude reprimir minhas lembranzas. Me imaginaba yendo desde Aguada de Pasajeros hasta Cienfuegos. Incluso, recordaba aquella sentencia recurrida para el municipio de Palmira, que se resumía a la época que hago referencia “en el pueblo de las tres industrias”: caña, raspadura, croqueta…; y una cuarta en franco apogeo que igual no creo prudente mencionarla…

Y es que el cubano que no conoce el interior de Brasil, no imagina cuanto se parece este a Cuba en cuanto a edificaciones y gente, mucho más el nordeste; obviamente, cuando los locales caminan con la boca cerrada...

Por supuesto, existe una razón para este acaso de crónica. Leí hace un par de días en Cubaencuentro un artículo de Oscar Espinoza Chepe que bien merece comentarse. La otrora azucarera del mundo, que ya no guarda siquiera minúsculos granos, va a sujetarse a las reglas e inversiones del país que en otro tiempo ocupaba un sitio muy por debajo de su desarrollo industrial en lo que a la gramínea representa.

Hoy Brasil se propone como el “hada madrina” que ha de romper el maleficio que ha marcado a la economía cubana azucarera - y no sólo en ese rubro exportable- por la pésima administración, apegada a la ideología y muy lejos de los números. Una nigromancia seductora que, en nombre de una desfasada utopía, nos dejó como “el primer territorio del mundo libre de diabéticos” (perdón por la ironía) a falta de azúcar y el cierre de innumerables centrales; la casi total desaparición de una manufactura indispensable, que además, una vez se mostraba como el orgullo de la Isla.

Fotos Fernandina de Jagua
Jaú. Interior de Sao Paulo

sábado, 24 de noviembre de 2012

Mystery...


Seeing a spider is not a problem, it becomes a problem when it magically disappears…
Kenia Fernández

sábado, 17 de noviembre de 2012

Mala Jugada: la ciudad y el hombre sinuoso

Texto que leyese en Café Demetrio en la presentación de Mala Jugada, libro de relatos de Armando de Armas. 


Por lo general, al momento de presentar un libro se habla de sus valores, ya sean estéticos o literarios. Pero, más que la forma y contenido, me quiero remitir a lo que en inglés se define como el environment. La razón es una, sé de primera mano como nacieron estos cuentos que después trascendieron en un cuaderno.

Historias que para cualquier lector, llamémoslo cauteloso, podrían resultar lo menos diferentes, quizás teologal –dependiendo de su puritanismo-; o llegar hasta la negación misma de los relatos y conjeturar que, quien los rubrica es un astuto marginal con formación universitaria.

Sin embargo, estamos en presencia de un autor que tiene el entendimiento suficientemente claro como para cargar con el espacio gráfico en el que fueron concebidas esas historias. Una jurisdicción no resuelta en la obra de Armando de Armas escrita en Cuba, donde los hay quienes ven en este libro una extensión de su novela “La Tabla”, o el adelanto.

Se trata de un quehacer sin evasivas. El dibujo, por así decirlo, de un escenario que por muy expuesto al surrealismo como consecuencia del ejercicio intelectual, termina transpirando ese sabor malcarado que lo distingue. Y no puede ser otra la manera para contar lo que acontece en un tejido tan mefítico como el cubano, del que no consigues distanciarte.

Amén de la filología, el oficio probado, la catarsis es la herramienta adecuada –si sabes huir de lo panfletario- para transcribir la crudeza que nos rodea si la intensión -encubierta en el cuento- es la de referir lo que hemos padecido. Es esa también la naturaleza de Armando, alguien con el que puedes establecer una complicidad cerrada y confesarle tus miserias y desbarros, con la certeza de que no lo va compartir con terceros. Eso sí, sin la garantía de que alguna vez te descubras como un personaje dentro de su obra, y aquel secreto, bajo otro nombre y una suerte de pasaje incomparable, quede expuesto…

Siete son los relatos, muy lejos de la literatura rosa, que componen Mala Jugada. Número que justamente, en “donde debía ir un prologo”, Armando aclara que se consigna a lo místico; y en lo escatológico -al menos para los criollos- igual guarda una simbología. Varios son los personajes que sus vidas se expresan como entelequias que se evangelizan de forma semejante producto del hábitat -al que no están dispuestos a reducirse- , y es esta la comunión que los rebasa en letra impresa. Detalle que asimismo los deslinda en la dimensión individual que les toca en el papel -lo que les promete una puerta a la trascendencia-, y se manifiestan a los ojos del lector –repito, que no padece de mojigatería- como lo que son: héroes.

 A muchos de ellos los conocí personalmente (La Pía, La Puerca, Amadis, por sólo citar tres ejemplos), y cada uno por separado se mueve en el libro de manera equivalente al espacio real que les ha tocado: una capital de provincia de cara al mar, muy orgullosa de su trazo y arquitectura; atiborrada por dobleces que un puñado de románticos aparentemente disconformes definen como un comportamiento afrancesado, y que me remite a Los Miserables y no precisamente a las luces de Paris. Un emporio al interior del la Isla con unas cuantas cerveceras públicas donde sucede lo más increíble, que por el contrario presume únicamente de dos cabarets en los que, el evento de reincidir se traduce como un delito peligroso, y en los que para entrar te sirve el soborno, la falda corta que “vende” las piernas de una hermosa jinetera, o una bofetada con la mano izquierda al fastidioso que se interponga en lo que en la derecha aprietas una navaja. Una ciudad, para suerte de los que están al costado de sus fronteras honorables, atiborrada igual de antros laterales con gestión propia…

Mala Jugada, algunos conservadores podrán definirlo como un canto a la marginalidad, lo que presumiblemente genere rechazo. Y lo es, porque en sus páginas está la prueba irrefutable de la existencia de aquellos que se niegan a agachar sus cabezas. Ellos, supeditados a un borde -lo que los sitúa en un paralelo ideológicamente incorrecto-, logran finalmente desplazarse fuera del “cumplimiento teatral” que prima en una sociedad como la cubana. Luchan –a veces sin contar con la certeza de su guerra- con las armas que disponen: sus cuerpos, la desorientación sexual; sus retorcidas mentes; el proceder irrespetuoso a los nuevos valores patrios que ha de asumir como credo “el hombre nuevo” –del que distan enormemente-; la declarada aberración; el simulacro, que termina implicado con lo que apesta a las narices de “los supuestamente buenos”; y no por eso con desapego a los valores que marcan a la familia como un cuadrante sagrado, y a la nobleza que fortalece la amistad que se le profesa a un “ecobio”. Dicho sea de paso, un arsenal que los “monikongos” temen…

Hablo entonces, ahora apegándome a lo que puede interpretarse como valor literario, de la perversión como poética, de una enrarecida picaresca cubana en la que lo grotesco prima. Reseño actores que componen una sociedad donde la esperanza que abona una existencia mejor es una alucinación peligrosa. Insisto, “ellos” decidieron no dimitir a su condición circunstancial, a pesar de que el derrotero que alcanzan sea encogido. La libertad es un acto más abierto, tangible, si la obediencia se subyuga a tu credo y no a la manipulación que te obliga un adoctrinamiento. Para quien no entienda todavía, la prevaricación diaria en la Isla es la verdadera autonomía que precisa un ser humano.

Es esa la exégesis de este cuaderno que hoy celebramos su segunda edición: la eterna lucha entre Eros y Thanatos. Le dejo a quien lo lea, la satisfacción de descubrir por sí mismo la luz que apremian sus protagonistas…


Denis Fortun. 
Miami, noviembre 16 del 2012. 
Café Demetrio.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Mala Jugada, de Armando de Armas, en Café Demetrio

Con motivo de la reedición de Mala Jugada en formato EBOOK (TheWriteDeal en Espanol) , se presentará el próximo viernes 16 de noviembre en Café Demetrio el cuaderno original, que cumple 16 años de la primera edición.

Presentadores: Ángel D’Fana, Ángel Cuadras y Denis Fortun.



Café Demetrio 300 Alhambra Circle, 
Coral Gables (305)448-4949 
Viernes 16 de noviembre-7:00 p.m.


Armando de Armas es autor de la novela La Tabla (Fundación Hispano Cubana, Madrid, 2008), las colecciones de ensayos Mitos del antiexilio (Editorial El Almendro, Miami 2007) traducido al italiano por el sello Spirali, y Los Naipes en el Espejo (Latin Heritage Foundation, 2011). Ha publicado también los libros de relatos: Mala jugada (versión impresa, D'Fana Editions) y Carga de la Caballería (Editorial El Almendro, Miami 2006).

domingo, 11 de noviembre de 2012

Mujerongas: las historias...

Respuestas de Grettel Singer a Rosie Inguanzo

 RI. ¿Por qué Mujerongas?

GS. Porque las mujerongas son no sólo las corpulentas, sino las desgarradas y las atrevidas, las que no se detienen ante ningún obstáculo ni se dejan vencer en situaciones límite, las que podemos darlo todo y mantenernos enteras. El libro es una compilación de las mejores entradas del blog Mujerongas. Los temas que más me interesan son aquellos relacionados a la mujer, tanto los asuntos cotidianos como los excepcionales...


Para leer el resto de la entrevista, clic aquí


Foto de Grettel que tomo de su muro en FB

martes, 6 de noviembre de 2012

Grettel Singer. Mujerongas...

 

“Todas las piezas que componen este libro tienen como protagonista a la mujer, o más bien, cierta fascinación por la naturaleza femenina y sus diferentes matices. Lo mismo en crónicas que abordan en tono confesional, desprejuiciado y con sentido del humor varios temas que afrontan las mujeres a diario, que en relatos intimistas donde se indaga sin tapujos en las diversas capas de la pasión femenina, o en los recuerdos de una casa de acogida para mujeres colocadas en situaciones límite, las protagonistas indiscutibles de estas páginas son siempre grandes mujeres que no se definen desde lo competitivo sino desde lo aventurero; 'mujerongas', que son no solo las corpulentas, sino las desgarradas y las atrevidas.”


Texto que tomo de Cubaencuentro. Video de You Tube

domingo, 4 de noviembre de 2012

Efraín Riverón: de la luz, su fondo

En mayo pasado tuve el privilegio de presentar en Delio Photo Studio el poemario de "La luz su fondo", de Efraín Riverón. Félix Luis Viera reseña los versos que recogen este cuaderno publicado por Editorial Silueta. Para leer el post, clic aquí
 
Efraín al medio; a su izquierda y derecha, Rolando Jorge y yo..., en Café Demetrio